En el mundo se consumen 25 millones de toneladas de PET al año, de las cuales 80% se destina a la fabricación de botellas. Una vez consumido lo que contienen, mayoritariamente van a la basura, porque el PET se degradó al transformarse en envase (disminuyó su calidad). Un porcentaje pequeño se recupera para fabricar diversos productos plásticos, y otro porcentaje pequeño se recicla para mezclar con PET virgen y fabricar botellas nuevas. Esto último es factible porque hay tecnologías que permiten recuperar la calidad del PET (la empresa líder es EREMA). ¿Por qué no se recupera un porcentaje alto de PET? Porque hacerlo es caro: el RPET Grado Alimentario, como se conoce al PET regenerado, cuesta en el mercado al menos un 10% más caro que el PET virgen. Por eso los fabricantes de botellas prefieren usar PET virgen. A menos que la legislación los presione, como pasará en Chile con la Ley 21.368 (P.U.S.U.) o en Europa a partir del próximo año. Un aumento de costos... a menos que usen PETARK