En los últimos años ha habido una expansión de cultivos de café en los alrededores de la ciudad de Quito por el denominado café de altura. El fruto del café tiene la particularidad de solo ser utilizado un 40% que representa su semilla y el 60% restante representa desperdicios que en la mayoría de casos terminan en ríos aledaños a las fincas que inevitablemente tienen conexión con la ciudad. Estos residuos aportan materia orgánica innecesaria al agua, incrementando su densidad, su acidez y dificultando la acción de bacterias para descomponer la materia y brindar un tratamiento adecuado al líquido vital. Mi objetivo es montar una planta de procesamiento de este 60% del fruto del café recogido de las fincas. Con este material es posible elaborar bebidas que por las propiedades del fruto son altas en antioxidantes y naturalmente dulces por la fructosa que posee. De esta manera, brindaré una ayuda a la reducción de la contaminación de ríos y la opción de una bebida saludable.