Los juegos de rol de mesa (como Dungeons & Dragons) generan instancias colaborativas donde los jugadores deben trabajar en equipo para poder conseguir los objetivos planteados por el narrador. Además, dado que uno de los componentes del juego es ponerse en los zapatos de un personaje, permite desarrollar la empatía. Junto a esto, dado que los jugadores cuentan con una serie de recursos limitados frente a escenarios inciertos, desarrollan la adaptabilidad y la gestión de recursos. Finalmente, dada la división de labores entre los distintos tipos de personajes, se da la posibilidad de distribuir el liderazgo por áreas de especialidad. Tomando en cuenta todos estos factores, y sumado que el espacio de juego entrega un entorno seguro donde practicar y simular estas competencias necesarias en un contexto colaborativa, lo consideramos una metodología ideal para satisfacer una necesidad transversal del mercado y los trabajadores en la actualidad: Las habilidades sociales y emocionales