El círculo, la forma perfecta... Dicen que nada empieza y termina en realidad, sino que todo forma parte de un gran círculo de la vida. Alguno piensa que el inicio de nuestra historia data de poco más de 200 años de independencia, pero nuestra nación empezó a formarse antes, desde los primeros pasos de nuestros antepasados los guaraníes. En estos tiempos modernos, nuestro país más que nunca debe hallar en su propia historia aquellos aprendizajes que le permitan ser más que una imagen débil en la mente de la comunidad global. Debe cambiar viejos hábitos y adquirir nuevas disciplinas que lo orienten a ser una nación fuerte, sólida, fértil, progresista. El círculo simboliza el aprendizaje contínuo, la identidad autóctona que se reinventa, el compromiso que no se termina en un mero objetivo, sino en una visión que se debe tener como nación, una que siempre se renueva, con energías que provienen de las nuevas generaciones que auguran por un futuro mejor para nuestro amado país.