Según un estudio, las personas se tocan la cara unas 23 veces por hora. Los expertos en salud pública dicen que no se está haciendo lo suficiente para evitar el contacto con la cara, algo que podría marcar una gran diferencia en la transmisión del coronavirus u otras enfermedades.El desafío, dice Susan Michie, Dir del Centro para el Cambio de Comportamiento del University College London, es tan simple como frustrante.“Te lavas las manos, mantienes una distancia de 2 metros, pero ¿no tocarte la cara? Es mucho más difícil”. Nos tocamos la cara por muchas razones: para hacer gestos, para rascarnos, incluso puede ser relajante en momentos de estrés. La cara, específicamente lo que los médicos llaman la zona T, (ojos, nariz y boca), es una ruta clave de transmisión de enfermedades. Es por ello que desarrollamos una pulsera que posee una zona aseptica con microparticulas capases de desintegrar distintos microorganismos, esta reemplaza la acción inconsciente de llevarse las manos a la cara.